RASMIA, por José Antonio Labordeta,
Se podría saber a que juega el PSOE a estas alturas del partido? ¿Quiere, con la estrategia mantenida en Navarra, acallar a la COPE, al Mundo. al PP y a los jolgoriosos arzobispos y cardenales de la curia vaticana en España? Si no lo hace por todo esto, que supongo que si, no entiendo nada porque de esta manera, retirando a Na-Bai a un rincón abre una espita muy dura en un territorio con tanta personalidad, y duda sobre ella misma, como es Navarra.
Intentan el mismo juego que en Aragón: ofrecer un tanto del poder a un partido de la derecha-el PAR lo es- aunque los electores hayan llevado las urnas hacia la izquierda; pero como temblequean como pequeños arbolitos en mitad de la cierzera- viento del valle del Ebro- la sensación que ofrecen es que dentro de la directiva del partido los temerosos, los que juegan a esconder la mano izquierda y ofrecer una timorata derecha, son mas y como hasta ahora la jugada les ha ido bien en algunas zonas del País se acojonan ante Rajoy, ceden y dejan todo el empandullo- follón en aragonés- para que se lo resuelvan los que puedan. El señorito Blanco, con esa visión galaico lucense de la vida, mete la manita, deja su huella y la retira como diciendo: “yo no he sido”. Pero ha sido y su táctica, a lo largo de esta legislatura, ha estado repleta de estas actuaciones tan nefastas para la propia trayectoria de ZP, del cual una serie de diputados de la izquierda, esa que a los centralistas de la SER les gustaría ver en los sótanos del recuerdo, se fían cada vez menos.
Y mientras por aquí nos miramos nuestros ombligos, mas o menos satisfechos, el mundo gira cada vez a mayor velocidad y el jefe de Arabia Saudita-que por cierto respeta en su País menos derechos humanos que Fidel- anuncia y vaticina un peligro terrible si lo que pasa en Oriente Medio, en el Líbano, en Afganistán y en algunos paises de Africa no toma la dirección para solucionarse.
Pero cuando uno ve en la tele al jefe de los Israelitas negociar con Bush uno sabe que esa pareja, que representan a demasiados intereses, se sientan juntos para concretar el desastre de Irak y repensarse un ataque contra Irán. A ellos los desastres humanitarios les importan un bledo. Sus intereses están en otro lado, en el del más deshumanizado capital.
Y el Madrid se hace, milagrosamente, con la Liga y sus huestes celebran el triunfo no con la bandera autonómica, como hacen otros territorios, sino con la bandera de España. El centralismo radical llega a poner en el cuello de la Cibeles esa enseña. Que luego los “patriotas” no se quejen de que la roja y gualda no emocione a la mayoría del pueblo español.
